Riesgos

Cuando callamos estamos digiriendo en cierta manera las palabras que tantas veces quisimos decir, si pudieramos escuchar el silencio, igual que los grandes músicos escuchan las notas que no se tocan en una canción, y lloran con ellas, estaríamos, seguramente, destinados a una vida mucho mas feliz.
Es cierto que sentiriamos el desprecio de mucha gente, personas que al fin y al cabo no deberían influir en nosotros directamente, sin embargo todas esas cosas que se callan en todo instante por miedo a joder un momento, las cosas que se callan por pensar que así todo acabará etc, la mayoría de las veces son las que se quieren escuchar, la reciprocidad del ser humano es mucho mayor que la que se piensa. Por muy valiente, o muy lanzado que sea, siempre habrá un miedo social. Un temor que acorrala una parte del corazón, algo que por desdicha no se podrá decir. No, no es un gran secreto, es una palabra en un segundo en un momento. Ese efimero instante es lo que teme el ser humano, el diminuto engranaje que podría hacer girar la rueda de nuestro destino... Ese inconsciente peso nos hace coser nuestros labios y callar, por el simple hecho de no arriesgar, lo que nuestro corazón o nuestra alma quiere gritar.
Por esto es que existen multitud de arrepentimientos que podrían no haber surgido, el arriesgar conlleva un peligro.
Anclar tu vida a una rutina, conformándose con lo que  la vida le va deparando, sentándose a pensar en lo que hubiera podido hacer, sin haberlo hecho. La rutina ha de venir por una consecución de errores de los cuales podamos arrepentirnos, pero estar tranquilos de que lo hemos hecho. La rutina esta muy desprestigiada porque ha sido guiada por el conformismo. Espero ser feliz en mi rutina, porque arriesgarme me haya hecho llegar a ella.