Amagos

Ante todo, feliz año y empecemos con la primera entrada del año.

Tantas veces lo que queremos hacer se queda en amagos, las conclusiones finales de esto o aquello nos aterran. Las palabras pueden doler más que muchas dagas que nos claven y tememos de tal manera siquiera pensar en ellas que nos ahogamos en nosotros mismos, y nos hunde el "que pudo ser".
Pensamos que tenemos tiempo para decirlo "si total, voy a poder contárselo en cualquier momento" Parece que el fin no se acerca nunca, caminamos hacia ninguna parte creyendo que nunca encontraremos el horizonte; hasta que en un momento lo vemos, nos asustamos, nos marchitamos entre retales de palabras, intentando recuperar con prisa lo que queremos decir y pensamos en esas tristes conversaciones de cama con nuestra imaginación hasta que acabamos rindiendonos y, extrañamente, lo vemos todo más claro. Empezamos a ver que el "será" es un solo camino y el "pudo ser" es ya un recuerdo del pasado.
Empieza nuestra odisea de "¡¿por qué no lo dije?! ... ¿Por qué no lo hice..." Nos hacemos presos de nuestro propio infierno, sucumbimos a una extraña sensación de malestar, que nos despedaza en tristes migajas el alma... ¿Cuánto tardaremos en recomponernos? quién sabe...
Cuando nuestro mundo se cae por un miedo irracional al no querer decir algo, es el momento que, por un pequeño insante, nos damos cuenta lo que una palabra sincera puede significar.
Dejar salir todo aquello que sentimos es una prueba de fuerza, la fuerza que tengamos nosotros mismos. Lo más dificil es saber por la parte de tí de la cual guiarte, y tener esa guerra interna contra los miedos que te impiden gritar en un susurro lo que quieres expresar.
Dejar salir las inseguridades es solamente cuestión de encontrar las palabras adecuadas... Será muy triste en muchas ocasiones la respuesta. Pero pregúntate qué quieres, una vida de rutina pensando en el "pudo ser" o una vida de altibajos buscando el "quiero"